SEGURIDAD OFENSIVA
SEGURIDAD DEFENSIVA
SEGURIDAD GESTIONADA
Una fuga de información se produce cuando datos confidenciales salen del control de la empresa y quedan expuestos a personas no autorizadas.
Puede tratarse de documentos internos, bases de datos de clientes, credenciales, o información estratégica.
No siempre se trata de un ciberataque, a veces ocurre por error humano, una configuración incorrecta en la nube, o incluso un dispositivo sin cifrar.
Una sola de estas situaciones puede comprometer la reputación, los clientes y la estabilidad financiera de la organización.
Cuando se detecta una posible filtración, actuar con rapidez y estrategia es esencial.
El RGPD obliga a las empresas a notificar las brechas relevantes en un máximo de 72 horas.
1️⃣ Aislar los sistemas afectados.
Detén el flujo de datos y evita que la información siga saliendo.
2️⃣ Activar el plan de respuesta ante incidentes.
Tu organización debe contar con un protocolo claro para actuar.
3️⃣ Notificar al Delegado de Protección de Datos (DPO) y, si procede, a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).
4️⃣ Comunicar con transparencia.
Informar a los clientes y colaboradores es clave para mantener la confianza.
5️⃣ Analizar el origen y el impacto.
Determina qué datos se vieron comprometidos y refuerza las medidas preventivas.
6️⃣ Documentar y aprender.
Cada incidente es una oportunidad para mejorar los procesos internos.
La prevención de fugas de información debe formar parte de la estrategia de seguridad global de la empresa. No se trata solo de tecnología: también de personas y procesos.
Una compañía preparada combina herramientas tecnológicas con protocolos claros y personal formado.
Las consecuencias de una fuga pueden ser graves:
En un entorno digital donde la información es el activo más valioso, una fuga puede poner en riesgo la continuidad del negocio.
La fuga de información no es solo un problema técnico, sino una cuestión de liderazgo. Los directivos deben implicarse en la gestión de riesgos digitales y en promover una cultura preventiva. Por eso las organizaciones más resilientes no son las que nunca sufren un incidente,
sino las que están preparadas para detectarlo, responder con rapidez y aprender de ello.
La ciberseguridad es una inversión estratégica, no un gasto.
Y empieza siempre en la alta dirección.
Proteger la información no es una opción, es una prioridad.
Invertir en prevención, formación y protocolos sólidos es la mejor forma de garantizar la continuidad y la confianza de tu organización.
¿Tu empresa está preparada para actuar ante una fuga de información?
Agenda una reunión, valoraremos la fragilidad de la información de tu compañía y lo solucionamos juntos.